6.
Ha pasado una semana de la fiesta, y aún estoy sorprendida conmigo misma. No sólo de esos tres, sino de todo el conjunto. Pero me alegra vivir esta aventura. Reconozco que no soy buena con todos, pero, en este caso, ¿hay que serlo? Quizás influye cómo son ellos en mi comportamiento y forma de relacionarme, y como no estoy buscando pareja ni esos hombres son lo adecuado o lo que busco...
Estoy en un taller de pintura. Es un evento único, puntual, de esos que hacen en Porto Pi. Me he apuntado porque es para adultos. Los cuadros se quedan de exposición, y luego nos llamarán para dar a casa uno/a él suyo. Estoy finalizando el cuadro, y veo que el vigilante de seguridad me mira mucho. No soy ninguna ladrona, así que no me preocupa. Pero creo que sus miradas son en otro sentido. Hoy llevo un mono vaquero y camiseta a rayas, con deportivas blancas y bolso a juego, y me acerco. Nos miramos y le digo:
- No busco pareja.
- Yo sólo quiero un encuentro, ¿te apetece?."Estoy limpio".
- Vale.
- Pasa en una hora.
Cumplo. Voy a recogerlo donde está su garita, y me dice que pase, y mientras lo hago, me voy desabrochando el mono. Me pone de espaldas en una mesa, mientras me quita la camiseta y me toca duramente los senos. Me baja los pantalones y se frota con pantalones bajados.
- Sin preservativo no- le ordeno. Y confío que esté limpio, no creo que me engañe.
Se aparta, coge algo de un cajón, miro de reojo como se masturba y vuelve a mí. Me agarra del pelo como una coleta, algo que me excita, y me somete a él. Agarrada a la mesa, gimo de placer, es duro pero excitante, y la entrada ha sido muy suave. Lo malo es que se deja ir antes de lo que yo tenía previsto, sin avisar, y pierdo las ganas. Me visto.
- ¿No te apetece otro?
- Se me hace tarde.
La verdad es que no tiene maldad, pero me ha parecido muy egoísta. Y no besa, así que pocas ganas de seguir aquí. Decido volver a casa, y ya tengo uno más en mi lista anual.
Comentarios
Publicar un comentario