7.
Estamos de fiesta de cumpleaños en casa de unas vecinas. He invitado a Ana, está vez, algo más familiar, y nos hemos encargado de traer una tarta. Al parecer, la casa donde hemos ido tiene dos pisos, pero estamos en el de abajo.
Música, bailes, muy informal pero agradable. Parece ambientado en los años 60. Conocemos un par de hombres interesantes, agradables de vista y bien ver, trabajadores y algo serios. Podrían ser candidatos perfectos a pareja. Ana se va con el de ojos azules, y yo me quedo con el de castaños.
- Acabo de romper con mi novia, ibámos a vivir juntos pero al final se pronunciado. No sé si hay otro....
Me rompe mucho los esquemas, lo veo más sensible de lo que esperaba, y acercándome, le digo al oído, sin cortarme:
- No te puedo ofrecer nada más que un encuentro salvaje en alguna habitación de allí arriba, si te atreves y llevas algún preservativo...
Me coge de la mano y subimos. Nos metemos en el primer cuarto que vemos, que resulta ser un aseo, y empieza a besarme y quitarme parte de la ropa, sólo la de arriba, mientras me besa y me coloca enfrente suya delante de la pared. Me pone las manos arriba, me frota y me toca. Me baja los pantalones, sin quitar, y lo mismo con las bragas. Se sacude y saca y se pone un preservativo rojo, no sé si de sabor, aunque no me apetece nada comer... Me da la vuelta, y, apoyada al baño, culo en pompa y sin verle, me penetra, suavemente, agarrado al pecho, hasta que, todo dentro, nos movemos al compás, incluso, diría, de la música de abajo. Más que salvaje, es suave y relajante, y agradablemente, dura más de lo esperado, pero no hay repetición, ya que, cuando se quita el preservativo, llama su ex novia, con deseos de verle, algo que escucho mientras nos vestimos a la vez y salimos.
Se despide, va a por ella. Y yo termino bailando sola, pero muy feliz, en esta fiesta con improvisación placentera...
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