14.
Ha pasado una semana. Y sí, tengo una lista de chicos con los que quedar tras unos días de reposo, que me han escrito online. Fui a la cita, empiezo pastilla cuando empiece la menstruación (quedan supuestamente 3 días) y he comprado una caja doble en oferta en la perfumería, cuando fui a buscar mascarillas.
He vuelto a quedar en casa, pero la próxima, en la del otro. Mañana. Qué impetuosa... Está vez, viene un chico que parece salir del gimnasio, sudado y vestido de deporte, con una camiseta de dichas instalaciones, y me pide si se puede duchar antes. Le digo que si puedo mirar. Me dice que si participo, sí. Le digo que "vale". Y se desnuda, se empieza a pasar el agua, y me acerco para tocarle y masturbarle, mientras le hago preguntas divertidas sexuales que contesta sin tapujos. Cuando acaba, se acerca y me pone delante del espejo del baño. He dejado un preservativo allí, sútilmente, y lo ve. El detrás, empieza a acariciarme los glúteos y sexo, con las manos. Me encanta, nos estamos mirando a través del espejo, y de repente, oh, sí, me quita la parte de abajo, y mirándonos en el material mineral, me penetra, mientras me adapto. Se mueve y me muevo, un buen rato. No acaba, y se sienta en el inodoro, y yo, encima, mirando en el espejo, que está al costado. Me la coloco dentro, y me muevo encima. Se deja cabalgar, y me siento una jinete afortunada, ya que tiene un buen tamaño con el que me siento cómoda. Se lo agradezco verbalmente, se excita aún más, le cojo del pelo, le sigo hablando, hasta que los dos nos dejamos llevar. Una vez terminado, descansa un poco mientras yo me visto y tiro el preservativo. Saca ropa de su mochila, y, despidiéndose:
- Los niños me esperan para cenar. Que tengas una buena noche.
Y le pongo un mensaje a...
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