41.
Martes tarde, salgo de la oficina y paso por Mercadona. Hoy hicimos horas extra. Me paro al supermercado, y resulta que son las 19 horas, y veo mucha gente hablando, sonriendo e imagino que flirteando. Voy a la sección de galletas, y, aunque debería coger las light o de dieta, por cuidar, me decantó por las económicas de tartaleta de fresa. A mí lado, un deportista, o un hombre vestido de deporte, se acerca:
- Esas engordan mucho.
- Eso se quema rápido.
- ¿Cómo?
- Haciéndolo salvajemente.
- Tendré que coger una caja y probar.
- Si quieres probamos juntos.
- ¿Hoy?
- ¿Comer rápido y enseguida follar como bulímicos? No, gracias.
- No, probar lo de salvajemente. Vivo enfrente y tengo condones.
Vale. Voy. Y vamos a pagar, y me lleva a su piso, que me enseña. Y pido ir al baño, donde me desnudo tras usar el inodoro y cuando salgo el también está desnudo y me besa y coge apasionadamente hasta llevar a la cama, donde de dulce no tiene nada pero su ansia es mi ansia y hasta me resulta gracioso viéndole esforzarse por todo y penetrarme con inseguridad pero ganas incluso de espaldas, o con la postura del perrito, que es como acaba ... Y, aunque no me corrido, tengo marcas de manos, el sexo feliz y noto haber trabajado el cuerpo. Me visto y me despido, el está aún reventado y desnudo sentado en el sofá, y yo, sonriendo, me dijo, de camino a casa, que aunque no sea lo recomendado, me puedo comer algunas galletas por el camino...
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