52.

Salgo, contenta, en mi mundo feliz pero me he dejado la cartera. Doy la vuelta y veo al chico con el que he estado, no flirteando, sino besando a una enfermera o auxiliar, rubia. No puedo decir nada porque no somos nada, pero... Esto me pasa por ilusionarme, al menos, ya veo que no pierde el tiempo. Entro a coger la cartera, y salgo.

En la calle, me dirijo a casa, pero paseo por el parque. Hay un corredor muy atractivo, vestido de blanco, con el pelo corto moreno, vestido de verano, mientras a mí me falta grosor en la chaqueta y casi corro para entrar en calor. El chico viene, me mira y me dice:

- ¿A qué te gustaría venir a comer a mi casa? Tengo estufa y una sopita caliente te iría bien. 

Mucha confianza, digo. Pero es como estos días, semanas, meses... Ya casi estamos en invierno, Navidad, y es cierto que no tengo plan.

- Noe conoces...- casi es más provocativo que insinuar.

- Venga, ven conmigo. Prometo no secuestrarte ni asesinarte.

Y voy. Lo que, mientras el dice, "Espera, voy a la ducha, y luego cocino", se convierte en una visita sorpresa en la que cuando sale estoy desnuda y con un preservativo en la mano. Y no se puede negar a follarme mirando en el espejo como nos movemos al compás hasta que terminamos juntos, y estamos más calientes...

Comemos, y me sirve café.

- Quédate si tienes la tarde libre.

Y no puedo quedarme, porque he quedado...

Comentarios

Entradas populares de este blog

Preámbulo

1.

3.