72.

Al día siguiente, Eric me escribe. 

- ¿Desayunamos juntos?

- Tienes a una futura mujer esposa.

- Está de viaje, vuelve al mediodía.

Accedo, me ducho y quedo en una cafetería, donde invita el, y, aunque hay cupcakes de fresa, prefiero elegir una magdalena con trocitos de chocolate para el desayuno. Hablamos, me cuentas los preparativos. Aún me gusta... Justo cuando nos despedimos, aparece un hombre con quien se saluda, y me mira. Nos presenta:

- Éste es Sandro.

Y parece muy gay, pero interesante. Se va, a buscar a su mujer, y este hombre empieza a hablarme, contarme cosas, como si fuese la amiga de toda la vida. Me pide que le acompañe a pasear, que necesita opinión sobre su vida, y quizás mi opinión le vale. Llegamos a su casa tras un largo recorrido, y me invita a subir. Está en la zona de Son Dureta, justo donde siemprepienso que me gustaría vivir.

- Te invito a comer. Tengo unas lentejas preparadas, y como te he dicho, como no sé si Laura vendrá...

Tiene una relación intermitente con la chica que conoció en la Universidad: aunque lo han dejado miles de veces, siempre vuelven cuando ella quiere, pero la rutina de peleas y apariciones empieza a ser más alta que el tiempo de felicidad juntos... Comemos, y vemos un programa de Telecinco. En eso que empieza a besarme, acariciarme, desnudarme, y yo me dejo llevar... Es más, lo deseo. Desnudos, empezamos a hacerlo, y, aunque sin preservativo, y no digo nada, empieza a penetrarme de una forma muy dócil y agradable, cautivadora hasta que...

- ¿Y ésta quién es?

Aparece la susodicha Laura, que debe tener llaves, enfadada. Que yo sepa, no convivían, pero yo no soy quien para decir nada. Aún aturdida y embriagada de pasión, veo que no voy a ser quien elija, especialmente cuando dice:

- Ay, Laura, no es nada... Cómo no sabía si vendrias este fin de semana... Pero no es nada, ya sabes, una aventura...

Y prefiero irme tras vestirme rapidamente, mientras escucho estás formas de llamar a algo que parecía interesante a alguien que no lo es.

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