81.
Es martes. Ayer por la noche José me invitó a una cita en la playa, un café y luegoe acompañó a casa. Me contó su viaje, y me trajo unos bombones y un imán para la nevera. Luego, me acompaño a casa, pero no me dijo nada más, ni me besó. Eso sí, que me dirá cosas, y que sigue en pie el viaje.
No sé qué pensar, si escribirlo yo, ya que me siento muy bien con él, pero no dice si le gustó o no, y al menos, me gusta estar con él. Recibo un mensaje, pero es Luis, que vuelve con su ex novia, y que ella le ha prometido cambiar y que no puede negarse aunque se lo ponga difícil. No me sabe mal, y le animo, que puede ser que sí, que está vez vaya bien.
Salgo a dar una vuelta, a las afueras, tras dejar las cosas del trabajo en casa. Ha oscurecido pronto, pero no me da miedo. Estoy ya cerca de la casa, y veo a un chico con el que hace años, me lié.
- Anda, qué coincidencia.
- Sí, y tú, por aquí, también paseando.
- Sí. ¿Estás sola?
- Sí, ¿tú?
- Por supuesto. Me acordé, cuando te vi,de cuando tú y yo...
Y le digo, de qué se acuerda. Y si tanto le gustó, que me lo recuerde, aquí y ahora, y me coge y me mete en un callejón donde hay un portal y ambos, sedientos de pasión, lo hacemos de forma rápida en un rincón escondido, sin que nadie nos vea, algo rápido y sin condón, pero fantástico y sensacional.
Y luego, soy yo la que le dice "ya te llamaré", pero, como la otra vez, mejor no.
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